miércoles, 10 de diciembre de 2008

X CIOIE y exclusión


Durante los días 11, 12 y 13 de Diciembre se celebra en Barcelona el X Congreso Interuniversitario de Instituciones Educativas. El CIOIE es un congreso bienal que reune a profesores e investigadores de las universidades españolas vinculados al área de conocimiento de la organización y la gestión educativa y a profesionales de la dirección, gestión y supervisión de instituciones y servicios educativos. Con el lema Organizaciones Educativas al Servicio de la Sociedad se quiere resaltar el carácter instrumental de las organizaciones en el seno de la sociedad en la que están inmersas y su compromiso con el desarrollo de una sociedad más justa, equitativa y solidaria.
Dentro del rico programa destacamos un simposium que tiene como temática articuladora las respuestas organizativas y pedagógicas a la compleja realidad de la exclusión educativa. Bajo el título Respuestas organizativas y pedagógicas ante el riesgo de exclusión educativa, y con la coordinación de los catedráticos Juan Manuel Escudero (Universidad de Murcia) y Antonio Bolivar Botía (Universidad de Granada), se presentan algunos resultados provisionales de la investigación que se está llevando a cabo por medio de un Proyecto Coordinado , Estudiantes en riesgo de exclusión educativa en la ESO. Situación, programas y buenas prácticas, en fase de desarrollo desde 2006-2009, realizado por dos equipos de investigación de las Universidades de Murcia y Granada, dirigido, respectivamente, por los profesores anteriormente citados. Incluye además, una aportación de un proyecto de investigación similar, desarrollado por un grupo de investigación de la Universidad del País Vasco, dirigido por la profesora Begoña Martínez Domínguez.
Todas las aportaciones comparten un marco teórico de referencia sobre el alumnado en riesgo de exclusión educativa, una serie de decisiones metodológicas relativas al estudio de campo (cuestionarios, entrevistas, análisis documentales, estudios de datos cuantitativos) y a un conjunto de estudios de caso (entrevistas en profundidad, observaciones de situaciones de enseñanza-aprendizaje, historias de vida de estudiantes).
El profesor Juan Manuel Escudero realizará la presentación del simposium situando las distintas aportaciones en el horizonte del proyecto coordinado. El profesor Antonio Bolivar con su aportación Alumnos en riesgo de exclusión educativa y buenas prácticas: dos conceptos borrosos para comprender fenómenos educativos complejos, hará una aproximación conceptual, compartida en los distintos desarrollos, a la realidad de la exclusión y las buenas prácticas. Las dos aportaciones procedentes de la Universidad de Murcia, Hacia una caracterización de las buenas prácticas pedagógicas ante el riesgo de exclusión educativa, presentada por Mónica Vallejo, y Medidas académico-organizativas en respuesta al riesgo de exclusión educativa en la ESO, presentada por María Jesús Entrena, ofrecen algunas consideraciones, datos y análisis, sobre "buenas prácticas" pedagógicas y una descripción de las distintas medidas organizativas dispuestas en la región murciana, con algunas ilustraciones sobre su funcionamiento en un conjunto de centros.
En la aportación del País Vasco, Respuestas de los Centros de Iniciación Profesional para evitar la exclusion sociolaboral de los jóvenes más vulnerables, elaborada por Begoña Martínez Domínguez, se describe la singularidad organizativa del programa estudiado en diversos CIPs, y se analiza el modelo formativo desescolarizado que los caracteriza, insistiendo en una serie de aspectos positivos para llenar de contenidos formativos y posibilidades de vida a chicos y chicas "abandonados" por la escuela y el curriculum regular.
La aportación del equipo de Granada, Medidas organizativas para luchar contra el estigma de los alumnos de los Programas de Garantía Social, presentada por José Manuel Martos Ortega, incide en el aspecto humano y el rostro en el que toman carne las dinámicas de exclusión, los aspectos estigmatizantes que tiene para quien los vive, describiendo las medidas organizativas que se toman en un centro para contrarrrestar la estigmatización de estos alumnos y alumnas y sus efectos negativos.
Ojalá este simposium sirva para compartir estas ricas experiencias y para evidenciar las inquietudes y el buen hacer de tantos profesionales que, desde el anonimato ,son los artífices de esas buenas prácticas que buscan erradicar la exclusión educativa para construir una escuela más equitativa. Jose Martos.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Medidas contra el abandono escolar prematuro

El pasado 2o de noviembre, en una rueda de prensa, la ministra de Educación, Políticas Sociales y Deporte, en una rueda de prensa, presentó un paquete de medidas para luchar contra el abandono escolar temprano.
Si tuviésemos que calificar dichas medidas con un calificativo utilizaríamos dos: necesarias y urgentes ante la situación actual. El sistema de indicadores elaborado por la OCDE y publicado en el año 2007, nos hace caer en la cuenta de la situación española, y en concreto, de lo que se ha dado en llamar el abandono escolar prematuro, es decir, el porcentaje de población de 18 a 24 años que no están escolarizadas y que tienen como estudios máximos la educación secundaria obligatoria. El gráfico que reproducimos, tomado de los datos ofrecidos por el Instituto de Evaluación en el año 2007 describen un panorama desolador. Frente al 15,3% en el que se sitúa la media europea, España, desgraciadamente, vuelve a ser uno de los países que se encuentran a la cabeza de este problema educativo con un 29,9%. En la misma rueda de prensa a la que nos referíamos se indicaba un porcentaje mayor: 31% de jóvenes españoles frente al 14,8% de la media europea.
Un sistema educativo, que quiera fundamentarse sobre el principio de la equidad ,no puede pasar de largo ante esta situación sangrante de quiebra que evidencian las estadísticas. Así el Plan para reducir el abandono escolar, aprobado en una Conferencia Sectorial de educación, se propone para el año 2012 reducir a la mitad el porcentaje antes señalado.
Si analizamos el perfil de jóvenes que engrosan ese porcentaje obsevamos que muchos de ellos no han alcanzado ni siquiera la titulación obligataria. Las medidas se dirigen a prevenir esa situación desde la etapa de educación obligatoria.
Ojalá las comunidades autónomas sepan aprovechar ese plan y aplicar las distintas medidas con eficacia y decisión, para que estas no sean de nuevo otra declaración de intenciones sino una etapa decisiva para alcanzar una escuela que prevenga contra todo tipo de desigualdad.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Repensar la exclusión desde el escenario en que acontece


“Consideremos la exclusión como una obra de teatro con sus personajes típicos, sus decorados, su libreto, sus apuntadores, su director, su desenlace incierto. Sin embargo en vez de quedarnos en la sala para asistir a la representación, vamos a mirar tras bastidores la manera en que está montada la pieza, cómo y por qué fue escrita, cómo y por qué la representan ante ciertos públicos aquellos a quienes se llama, justamente actores de la inserción (profesionales de lo social)… Tratar de comprender lo que en ella se representa, lo que en ella está en juego, a lo que ella juega. Indagar qué incluye la exclusión y, por tanto, qué excluye o deja de lado. Trabajar, no en la exclusión, presuponiendo lo que es, en qué consiste, sino sobre la exclusión, a fin de saber lo más ajustadamente posible de qué hablamos cuando hablamos de exclusión, y de qué, al hablar de ella, evitamos hablar. Condición necesaria para hablar de otra manera, para hablar de otras cosas, para actuar de manera diferente”

S. Karsz (2004). La exclusión: Bordeando sus fronteras. Madrid: Gedisa, 134.

El parado 3.000.000 se llama José Luis

Detrás de cada número hay una historia en la que se hace presente y toma rostro los procesos de exclusión. El parado 3.000.000 se llama José Luis, en su vida convergen una serie de circunstancias sociales, políticas, económicas, personales que lo sitúan en una situación de vulnerabilidad. Noticias como estas nos ayudan a conocer, un poco más, del rostro de la exclusión. Jose Martos.


"El día ayer en Madrid era tan inhóspito como José Luis ve su futuro próximo. Cuando acudía a inscribirse a la oficina de empleo, a la una de la tarde, soplaba un viento gélido que se mezclaba con una lluvia fría. "Lo veo muy complicado", afirma. A sus 29 años, este cerrajero madrileño que perdió su empleo hace dos semanas, bien podría ser el parado registrado número tres millones en las estadísticas oficiales.

Noviembre se cerró con 2.989.269 parados, a un ritmo de casi 6.000 más cada día. Así que, cualquiera de los nuevos desempleados inscritos esta semana puede ser el que lleve la cifra a los tres millones.

La cerrajería en la que trabajaba José Luis Morales Arroyo cerró hace quince días. Lo veía venir. "Hemos estado meses con los brazos cruzados", afirma. Ha buscado empleo por su cuenta. No ha encontrado. Ahora ha decidido recurrir a los servicios públicos y solicitar la prestación para pagar el alquiler de su piso y la letra mensual del coche. No cree que le dé para mucho más.

El involuntario y dudoso honor de ser el parado tres millones también podría recaer sobre cualquiera de los 600 trabajadores desempleados que se pusieron en cola para tramitar papeles en las tres oficinas del Servicio de Ocupación de las Islas Baleares, en Palma. En una de ellas estaba Juan. "Puedo llenar el diario con mi caso. Tengo 64 años y dos hijos, es la segunda vez que cobraré el paro. Soy pintor y el último empresario que me echó mientras estaba de baja tiene 70 pisos en propiedad pero no me liquida. Las cuatro compañías en las que trabajé se han evaporado".

En Baleares fue donde más se notó la subida del paro el mes pasado, al aumentar un 23% respecto a octubre. El dato incluso podría haber empeorado de contabilizarse casos como el de Manolo. "Me acabo de estrenar en las oficinas del paro", dice este animador de hotel de 25 años, que ha estado ocupado durante seis meses en su oficio, al que podrá volver en primavera. No se contabiliza entre los 70.144 desempleados de Baleares, porque es uno de los 41.000 trabajadores fijos discontinuos que tienen un periodo de empleo mínimo de seis meses cada año con la temporada turística.

En la oficina del Servef, el servicio valenciano de empleo, del muy obrero barrio de Orriols, en Valencia, esperaba José, de 26 años. Él es uno de los afectados por la onda expansiva del ERE y de los paros de producción en la planta de Ford en Almussafes. El viernes, la empresa en la que trabajaba desde hacía un año, dedicada a "piezas de automóvil y airbags", lo dejó en la calle.

"La cosa está muy mal porque no se venden coches. En vez de cambiarlo cada cinco o seis años como hasta ahora, la gente prefiere estirarlo hasta que aguante", comenta José. Para él, todo está cambiando muy rápido. Él y su compañera se compraron un piso. "Tenemos una hipoteca a 30 años y pagamos 600 euros al mes. Todavía no nos ha llegado la primera cuota".

Si el parado tres millones fuera una mujer, Gladys podría tener ese número. Perdió su empleo hace unos días. La empresa para la que trabajaba como conserje o limpiadora, según la época, emplea a personas discapacitadas y rescindió su contrato después de dos años y seis meses porque la calificación del grado de minusvalía de esta ecuatoriana de 43 años (tiene artrosis en las cervicales y tendinitis en hombro y manos) había bajado del 38% al 19%.

Ayer se presentó, con pocas esperanzas, en una de las oficinas de empleo público de Barcelona para pedir un trabajo: "Hay tanta crisis, está todo mal. Ni siquiera puedo darles un número de teléfono, la compañía me lo ha dado de baja porque no lo puedo pagar".

Información elaborada por Manuel V. Gómez (Madrid), Andreu Manresa (Palma de Mallorca), Ignacio Zafra (Valencia) y Amanda Mars (Barcelona). Publicado en el País (6.12.2008). Enlace a la noticia

domingo, 23 de noviembre de 2008

Perfil de los jóvenes en situación de exclusión social


Diferentes estudios y diagnósticos señalan que los jóvenes constituyen uno de los sectores más vulnerables ante el actual proceso de crisis y transformaciones económicas. Los profundos cambios económicos y tecnológicos de los últimos veinte años y la crisis del Estado de Bienestar, han ocasionado una fuerte ruptura del mundo del trabajo y de los mecanismos de reproducción social, tanto familiares como institucionales, que tradicionalmente facilitaban el acceso a bienes y servicios, y en cuyo contexto el Estado garantizaba oportunidades efectivas de integración social para este colectivo.
El paso por el sistema educativo primero y la inserción laboral en un trabajo cualificado más tarde, constituían un recorrido habitual o, al menos posible. Este camino posibilitaba la mejora progresiva de las condiciones de vida y contribuía a la integración socieal. La crisis del empleo afecta, actualmente, al conjunto del colectivo juvenil y especialmente a los más desfavorecidos social y educativamente. Si la exclusión social se vincula con la precarización del empleo y con la fragilización de los vínculos sociales, si remite a identidades sociales en crisis, los jóvenes –y los jóvenes pobres particularmente- son los más afectados por este conjunto de fenómenos críticos.

LAS FORMAS Y LOS RIESGOS DE EXCLUSIÓN

Existen distintas zonas de exclusión que se construyen a partir de las diversos riesgos de exclusión y que afectan a los distintos grupos sociales de manera desigual:

1. Zona de integración, seguridad o estabilidad, que corresponde a una situación típico-ideal de población con trabajo, con seguridad social y con relaciones familiares estables. No se supone amenaza para la integración social.

2. Zona de vulnerabilidad, precariedad o inestabilidad. Esta situación se caracteriza por la fragilidad, la inseguridad en las relaciones laborales y la inadecuación de los soportes familiares y sociales.

3. Zona de exclusión o marginación, caracterizada por una retirada del mundo laboral, la ausencia de otro tipo de protección social, y marginación social. Este grupo sufre las formas más extremas de pobreza, carece de acceso a formas normalizadas de participación social, y son considerados incapaces de salir por sí solos de esta situación. En este grupo se encuentran los tradicionales beneficiarios de los Servicios Sociales.

En la zona de vulnerabilidad y de exclusión predominan los factores que abocan al individuo a una situación de inestabilidad laboral y de fragilidad en las relaciones sociales. En estos casos se distinguen:

a. Pobreza económica: problemas relacionados con la vivienda y con las relaciones sociales que no son familiares.

b. Exclusión social: supervivencia gracias a la economía sumergida o irregular, problemas de residencia, erosión de redes familiares.

c. Exclusión social severa: subsistencia gracias a economía sumergida o a la mendicidad, los ingresos, cuando existen son sumamente escasos, serio deterioro de hábitos y normas sociales; problemas de residencia o ausencia de esta.

La situación del pobre excluido se caracterizaría por el no acceso a algún tipo de salario, jubilación o subsidio, y el verse privado de los sistemas de protección social. La situación de exclusión está asociada a situaciones de pobreza extrema, pero la situación va más allá de la pobreza, ya que la exclusión se refiere a la no participación en el conjunto de la sociedad; los excluidos se convierten en no-ciudadanos.

La exclusión puede provenir de la ruptura de una relación laboral duradera pero también de la desintegración del grupo familiar (el caso, por ejemplo, de familias monoparentales), de la acumulación de problemas sociales, económicos, de salud, y de muchas otras causas porque la característica de los excluidos es su gran heterogeneidad.”

La exclusión, al afectar la pertenencia del individuo a las instituciones de producción, participación y protección social y afectiva, afecta gravemente la identidad personal y las posibilidades integración social efectiva. La ruptura de los lazos sociales –sea por la falta de empleo, de protección social o de redes familiares- pueden conllevar a las situaciones de riesgo - y potenciar situaciones de marginalidad, delincuencia, violencia, desarraigo social y familiar, ingreso en centros de reforma, prisión …

RIESGO Y EXCLUSIÓN EN LOS JÓVENES

Con estas caracterizaciones de las condiciones de riesgo y exclusión, pueden hacerse algunas consideraciones finales acerca de las situaciones de riesgo y exclusión en los jóvenes:

-Situaciones problemáticas de inestabilidad material, social y/o afectiva, los jóvenes carecen o pierden las oportunidades para acceder a instituciones, espacios o ámbitos de formación que les permitiría construir las capacidades para integrarse al mundo laboral y por lo tanto, a otras relaciones sociales.

- Cuando la necesidad de formación y preparación para el futuro se ve confrontada con la de cooperar en la subsistencia familiar o propia, en un contexto de precarización del trabajo y falta de oportunidades laborales, que se suman a la escasa e incompleta profesionalización de los más jóvenes ante un entorno que demanda experiencia. Jóvenes que se incorporar al mundo laboral en temprana edad, dejando su formación y promoción socio-laboral a un lado.

-Debilitamiento o falta de referencias familiares, institucionales y/o grupales, y bajo el riesgo de perder las características de su identidad, el joven se ve llevado a construir otras referencias y a adoptar otras normas (muchas veces no socialmente aceptadas) a través de la pertenencia a una pandilla, el uso de drogas, o actividades que lo conducen a la violencia.

-Cuando adolescentes y jóvenes no encuentran espacios de reconocimiento familiar o grupal, ni cuentan con espacios institucionales en los cuales intercambiar y comunicar sus experiencias y encontrar empatías y solidaridades, el riesgo radica en que sólo entre los pares pueda encontrar un espacio de comprensión y de afecto, y esto lo haga completamente dependiente y vulnerable de las reglas y demandas de un grupo.

-Por su apariencia física (adolescente o joven pobre = marginal = pandillero = delincuente) es descalificado socialmente, estigmatizado y depositario de sospechas. El riesgo entonces radica en que el joven sea identificado como sujeto de observación, control o detención, y calificado como violento, delincuente o infractor, sin que esto corresponda totalmente a la realidad.

-En ocasiones por parte de la opinión pública, de los medios de comunicación, o de personas significativas de su mundo social, es descalificado en su identidad, desvalorizado como persona, y reducido, a través de apreciaciones negativas, a la categoría de nadie, el riesgo entonces radica en la búsqueda de respuestas mágicas a través de las drogas o a la destrucción de su integridad personal.

-Situaciones donde se descalifican las pertenencias culturales, y cuando lo que aprecia el joven como parte de su identidad –su grupo étnico, su lengua o sus costumbres- se convierte en un objeto de discriminación, como en el caso de una educación homogeneizadora de las diferencias culturales. Cuando se desvalorizan sus condiciones culturales, familiares e históricas que han contribuido a conformar su identidad, el riesgo radica en la posible pérdida de referencias culturales, en la dificultad de apropiarse de patrones ajenos (como de los contenidos de la educación) y de que existan escasas posibilidades de integrarse a la sociedad, más allá de un espacio comunitario o local.

-Cuando no se promueven espacios de producción y participación en los cuales se construya una pertenencia y una identidad, el riesgo para los jóvenes consiste en la pérdida en la capacidad de un desarrollo autónomo, de la posibilidad de ejercer derechos y responsabilidades, y de asumir la plena ciudadanía. Mientras no existan mecanismos de inclusión efectiva para los jóvenes –no solo como meros receptores de los servicios sociales- el riesgo consiste en que la incorporación creciente y sostenida de las nuevas generaciones no sea correlativa con estrategias de construcción de pertenencias y de integración social.


JÓVENES INMIGRANTES EN RIESGO DE EXCLUSIÓN SOCIAL
La mayoría de los chavales jóvenes que llegan a nuestro país procedente de Marruecos, son apenas niños o adolescentes que llegan a España con una idea preconcebida, como una tierra rica en la que pronto encontrarán trabajo, papeles y una estabilidad que en su país jamás tendrán. Un alto porcentaje de estos jóvenes llegan a nuestro país siendo menores de edad, aunque en realidad la mayoría son mayores que con objeto de entrar en algún Centro de Menores aseguran tener menos de 18 años. Esta situación les permite acceder a estos Centros de Acogida, en donde permanecerán hasta el cumplimiento de la mayoría de edad, y del cual muchos de ellos saldrán sin formación, sin reseñas familiares, ni documentos, quedando abocados a la marginalidad y la delincuencia.
A lo largo de este tiempo, la experiencia adquirida resulta más que positiva, teniendo en cuenta que de no ser por este Programa muchos de los chavales que llegan a nuestra ciudad quedarían vacíos de toda clase de hábitos sociales y herramientas básicas que les permitirán en un futuro expresarse en nuestro idioma, desarrollar un oficio y lograr un enriquecimiento personal fruto de la interculturalidad que desde el Proyecto de Jóvenes les ofrecemos.
Alguno de ellos, son nombres para la mayoría de nosotros no nos suenan más que a nombres árabes, a chicos marroquíes y por que no, a cierto rechazo social. Pero la verdad es que detrás de cada uno de estos nombres se encuentra una situación que para muchos de nosotros sería impensable que alguna vez pudiésemos vivir.
La mayoría de los chavales jóvenes que llegan a nuestro país procedente de Marruecos, son apenas niños o adolescentes que llegan a España con una idea preconcebida, como una tierra rica en la que pronto encontrarán trabajo, papeles y una estabilidad que en su país jamás tendrán.
Un porcentaje alto de estos jóvenes llegan a nuestro país siendo menores de edad, aunque en realidad la mayoría son mayores que con objeto de entrar en algún Centro de Menores aseguran tener menos de 18 años. Esta situación les permite acceder a estos Centros de Acogida, en donde permanecerán hasta el cumplimiento de la mayoría de edad. Muchos de los chavales no llegan a permanecer en dichos Centros, más que el tiempo justo que tardan en hacerles las pruebas que demuestran la edad aproximada (aunque no exacta).
Una vez cumplida la mayoría de edad todos los jóvenes salen del Centro, algunos de ellos documentados (siempre y cuando estén el tiempo estimado para documentarles), otros indocumentados, algunos con formación, y otros con un trabajo remunerado que les permite ser autónomos. Pero ¿que ocurre con todos los jóvenes que salen sin documentar y sin formación, o con aquellos que llegan a nuestro país siendo mayores, adolescentes, sin reseña familiar, sin un oficio ni una profesión reconocida? Ante éste pregunta se plantea un serio problema para esta población que en muchos casos están abocados a la marginalidad, a vivir en casas abandonadas, al consumo de diferentes sustancias, y a la inclusión en grupos dedicados a la pequeña delincuencia. Algunos de estos chavales, dedicados al pequeño “trapicheo” , si no son literalmente “sacados” de este ambiente, les espera un futuro no muy prometedor en el que caen en la dinámica del “dinero fácil” y el no trabajar.
Su peregrinaje comienza en el puerto de alguna ciudad de las costas en donde llegan escondidos en bajos de camiones, en barcos que cruzan el estrecho etc. aludiendo todo control policial y buscando cualquier espacio mínimo que les permita entrar en España y cumplir el sueño Europeo, el cual en muchos casos no es un sueño real, sino toda una pesadilla que comienza en Marruecos, cuando las propias familias impulsan y les hablan a sus hijos de la vida que pueden tener en España.
Una vez que aterrizan en Algeciras, Málaga, y últimamente en las costas granadinas, estos adolescentes comienzan una auténtica búsqueda por encontrar trabajo y papeles, a pesar de que la mayoría de ellos nunca ha trabajado, ni tienen una profesión u oficio reconocido, por lo que los trabajos que van a encontrar, van a ser trabajos clandestinos en donde no se cumplen las condiciones mínimas que todo trabajador ha de tener, ya que son sometidos a trabajos mal pagados y con una larga jornada laboral que nos les permite más que llegar a la “casa” en la que estén malviviendo, comer la poca comida que tengan y descansar para la próxima jornada.

POTENCIALIDADES.
Los recursos y las expectativas de los jóvenes, las características de las condiciones socio-institucionales de los contexto socio-comunitario de los jóvenes y sus familias y la integración de estos dos elementos a través de modalidades de participación comunitaria / capacitación para el trabajo, adecuadas para generar un proceso de inclusión social a través de un empleo productivo estable y digno y/o servicios sociales a la comunidad.
Como medidas para trabajar las potencialidades de los jóvenes en situación de exclusión social, en la búsqueda de una inclusión social se debería generar cambios en las condiciones de vida de la población de jóvenes, sus grupos familiares y los contextos socio-comunitarios de residencia, a la vez que obtener un diseño de política social para jóvenes de núcleos familiares pobres de impacto real sobre la situación social de marginación y exclusión de esta población.
El mercado de trabajo cambia paulatinamente y se apoya cada vez más en el conocimiento y en la información. Las nuevas tecnologías de la información y los nuevos sistemas de comunicación modifican los perfiles laborales y su cualificación profesional. Además la libre circulación de personas y la apertura a nuevos mercados pone de manifiesto la idea de que los trabajadores y sobre todo a los jóvenes que se incorporan por primera vez deben ser capaces de enfrentarse a nuevas formas de trabajo.
Las personas jóvenes deben ser agentes del cambio, deben dibujar el futuro teniendo en cuenta, por un lado, el presente en el que están situadas y, por otro, ser conscientes de que ya no funcionan las "recetas" del pasado.
Los nuevos conocimientos y competencias que se demandan desde el mundo empresarial son, entre otros, la capacidad de interpretar y anticiparse y la habilidad para operar con la abstracción. También existe una serie de competencias, conocimientos y destrezas lo suficientemente ricas y elementales que son válidas para distintos perfiles profesionales como son:
- La autoestima sin complejos de inferioridad que permita a los jóvenes situarse críticamente en el nuevo entorno socio-profesional, logrando así adaptarse a los cambios que sean necesarios.

- La capacidad de razonar, pensar e integrar.

- Las personas jóvenes deben estar preparadas para desarrollar funciones de relación y comunicación que se basen en el descubrimiento de los demás, aprendiendo a escucharles y estar atentas a sus demandas.

- Capacidad de trabajar en equipo basada en los principios democráticos de participación y cooperación.

- Enfrentarse profesionalmente ante problemas no estructurados, analizarlos críticamente adoptando un espíritu ecléctico y tomar decisiones al nivel que le corresponda.

- Una dosis de entusiasmo que se manifestará en el interés y la pasión con las tareas que se realizan en el trabajo.

- Capacidad para localizar la información y la capacidad para interpretar datos. En un mundo en el que continuamente estamos sometidos a un bombardeo de información serán de suma importancia tener claros el "Qué",el "Cómo" el "Dónde". el "Cuando" y el "Por qué" de las cosas.

CONCLUSIÓN
Hacen falta competencias relacionadas con la gestión y la comunicación; pero sobretodo capacidad para saber "estar" y "ser" persona. Tenemos que aprender a vivir con el cambio como abanico de infinitas posibilidades desafiantes y no amenazadoras, fomentar la curiosidad y estimular la creatividad, aprender el valor añadido que tiene el hecho de trabajar en equipo donde se respiren vientos de auténtica libertad y responsabilidades de y para todos, aprendiendo de una vez por todas lo que significa ser personas "activas". Los jóvenes pueden elegir entre caer en la trampa de la inercia del rumbo de los acontecimientos o, por el contrario, llevar el timón de los mismos y construir un futuro mejor para las nuevas generaciones.
La calidad de la oferta debe facilitar la participación de jóvenes que se hallan en situaciones de exclusión social u otras de especial dificultad. Entre las líneas de avance que se apuntan figuran: apoyo de la administración a la flexibilización y la experimentación en los actuales proyectos; realización de planes específicos y proyectos piloto relativos a la situación de jóvenes inmigrantes provenientes de países extracomunitarios; trabajo conjunto de las entidades especializadas en jóvenes y en colectivos de exclusión.
El fracaso escolar era y continúa siendo un problema educativo y social de primer orden en todos los países que han superado el reto inicial de la escolarización de toda la población. Adopta diversas formas: el absentismo y posterior abandono del sistema educativo; la inadaptación al medio escolar; la no obtención del certificado de educación secundaria, la no adquisición de las competencias socioeducativas básicas que posibiliten la integración social y laboral.
Junto a los procedentes de los colectivos más vulnerables, encontramos hoy a jóvenes que vienen de entornos normalizados, pero que están desmotivados y no se adaptan a la escuela, los que causa un gran desconcierto entre el profesorado, ya que no hay condiciones desfavorables objetivas que justifiquen ese fracaso.
Los adolescentes que carecen de redes de apoyo social se ven abocados a incorporarse al trabajo en situaciones de gran precariedad y con escasas posibilidades de consolidar su situación laboral. Por esta razón, se verán desplazados del mercado tan pronto varíen las condiciones económicas actuales y aparezcan los primeros síntomas de recesión económica.
El sistema educativo no es capaz por sí mismo de atender todo este fracaso escolar, y se ve desbordado a la hora de afrontar este reto. La Administración educativa debe cooperar con los departamentos de trabajo, empleo y bienestar social, así como con los servicios sociales de educación, juventud, y con los servicios sociales municipales.
Para afrontar este problema, hay que articular estrategias complementarias:

– El sistema educativo reglado debe repensar su realidad e incorporar cuantas medidas de flexibilización y adaptación considere necesarias para reducir los índices de fracaso escolar. Hemos de ser conscientes de que, si estas medidas fueran eficaces, seríamos capaces de reducir significativamente el porcentaje de alumnos que fracasan.

– Todos los agentes socioeducativos con responsabilidad en el entorno deben articular los instrumentos que garanticen la adecuada transición a la vida activa de los jóvenes que no logren el título, una vez introducidas todas las medidas de adaptación posibles, mediante actuaciones lideradas desde el ámbito municipal.


Luis Joaquín Pérez Gómez.
Profesor Técnico de Formación Profesional de la Familia Profesional de Servicios Sociocomunitarios y a la Comunidad.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Las distancias cortas


“Podría intentar buscar una palabra que definiera como es el trabajo con personas consideradas en situación de exclusión social. Pero sería imposible. Necesito al menos dos. Comprometido y gratificante. La exclusión puede ser tanto una forma de ser como de sentir, y no siempre van unidas. Las personas con las que yo trabajo son y se sienten en exclusión social. Para trabajar con este tipo de población se ha de tener muy clara esa realidad, porque del conocimiento viene la comprensión y la implicación, pudiendo diseñar, a partir de ellas, actuaciones coherentes y eficaces. Mi experiencia me dice que se ha de actuar desde dentro. No valen grandes intervenciones (con toda buena voluntad diseñadas) que vienen de fuera y que muchas veces no tienen nada que ver con sus intereses. Son precisamente esos intereses sumados a sus necesidades los que han de definir el diseño de las actuaciones. Por lo tanto, se ha de actuar en las “distancias cortas”. Se ha de ganar la confianza y el cariño de las personas con las que actúas, se ha de humanizar todo el proceso, se ha de evaluar cada pequeño paso que se da, y por supuesto, no tener nunca miedo a dar pasos atrás para retomar cuestiones que no funcionan o que simplemente se han ido quedando en el camino. Es por lo tanto el trabajo de hormiguita, la constancia en el día a día, el que da mejores y más sólidos resultados. Es el valor que damos a estos resultados (por pequeños que puedan parecer), los que nos animan a continuar, sirven de orientación constante para todos los implicados y nos alimenta personal y anímicamente para continuar. Personalmente, me siento gratificada con el cariño y el respeto de las personas con las que desarrollo mi labor profesional”.

Pilar Gonzalez. Maestra.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Estereotipo ¿?


Los prejuicios o estereotipos son juicios previos o preconcebidos, en este caso negativos, procedentes de una imagen mental simplificadora, que atribuyen características a una persona por ser miembro de un grupo o por padecer una serie de situaciones de quiebra de humanidad. Tal y como señala Juan Manuel Escudero, referido al ámbito educativo, cuando se llama a los chicos y chicas "los/as malos/as alumnos/as" o "los/as torpes" se está afirmando que "además de las propias señas de identidad de cada uno de estos alumnos, de sus particulares trayectorias sociales, personales y escolares, comparten algo en común. Algo que los etiqueta, define, y en diversos sentidos los estigmatiza: son los peor parados del juego escolar, los desheredados de promesas de promoción social y de la escuela, los perdedores y, por qué no decirlo para no edulcorar el lenguaje, los fracasados escolares" (J.M. Escudero (2002). La reforma de la Reforma. ¿Qué calidad? ¿Para quién?. Barcelona: Ariel, 128).

El estereotipo, por tanto, sustrae a la persona de su propio nombre, desfigura su imagen personal, banaliza su trayectoria y sus proyectos de futuro. En definitiva, es una barrera interpuesta entre las personas que dificulta la comunicación, priva de la propoción social y genera desigualdad y dualización social. ¿Ocurren situaciones de este tipo en la escuela?

lunes, 17 de noviembre de 2008

Exclusión social y desigualdad


Con el título "Exclusión social y desigualdad" la Universidad de Murcia publica las ponencias presentadas en el curso de verano (23-27 de julio de 2007) de la "Universidad Internacional del Mar" que abordó la temática de la exclusión y la desigualdad en la sociedad actual.

La obra reviste un gran interés por la temática que contempla y la forma de abordarla. La sociedad del conocimiento, la sociedad del bienestar, genera nuevos modelos de dualización que abocan a colectivos sociales a vivir situaciones de vulnerabilidad. En sus páginas, los distintos autores, bajo la coordinación de Manuel Hernández Pedreño, profesor del Departamento de Sociología y Política Social de la Universidad de Murcia, aborda la compleja y poliédrica temática de la exclusión y la desigualdad desde una óptica actual y pluridimensional, tal y como reclama el abordaje de las cuestiones vinculadas a la desigualdad.

La obra se encuentra disponible en la siguiente dirección:
http://www.um.es/publicaciones/digital/pdfs/exclusion-social-y-desigualdad.pdf

viernes, 14 de noviembre de 2008

sábado, 1 de noviembre de 2008

¿Quiénes son los habitantes de Leonia?


Si les preguntásemos a los residentes de Leonia, otra de Las ciudades invisibles de Calvino, responderían que su pasión consiste en" gozar de las cosas nuevas y diferentes". Ciertamente "cada mañana la población se despierta entre sábanas frescas, se lava con jabones recién sacados de su envoltorio, se pone batas flameantes, extrae del refrigerador más perfeccionado latas todavía sin abrir, escuchando los últimos sonsonetes del último modelo de rádio". Sin embargo, cada mañana, "los restos de la Leonia de ayer esperan el carro de la basura", y un forastero como Marco Polo, mirando, por así decirlo, a través de las rendijas de las murallas de la historia de Leonia, se preguntaría si la auténtica pasión de los habitantes de Leonia no consiste más bien en "expulsar, apartar, purgarse de una recurrente impureza". De no ser así, no se entendería por qué los basureros son "acogidos como ángeles", aun cuando su tarea "se rodea de un respeto silencioso", lo cual resulta comprensible, pues, "una vez desechadas las cosas, nadie quiere tener que pensar más en ellas". Aunque la población de Leonia destaca por ir a la caza de las novedades, "una fortaleza de desperdicios indestructibles" circunda la ciudad y "la domina por todos lados como un circo de montañas".
Cabe preguntarse si los habitantes de Leonia ven esas montañas. Puede que algunas veces, especialmente cuando una inesperada ráfaga de viento transporta hasta sus impecables hogares un hedor que evoca un montón de basura, más que el frescor, el esplendor y la fragancia absolutos de las entrañas de las tiendas de novedades. Una vez que ha sucedido, les cuesta apartar su mirada; mirarán temblando hacia las montañas, con preocupación y temor, y quedarán horrorizados por lo que verán. Aborrecerán la fealdad de las montañas y las detestarán por emborronar el paisaje; por ser fétidas, asquerosas, ofensivas y absolutamente repugnantes, por albergar peligros concocidos y peligros que no se asemejan a nada antes visto, por almacenar los riesgos visibles y otros riesgos que no se aciertan ni siquiera a imaginar. No les gustará lo que verán y no querrán seguir mirándolo. Odiarán las sobras de sus ensueños de ayer, tan apasionadamente como amaban las ropas completamente nuevas y el último grito en juguetes. Desearán que desaparezcan las montañas, que sean dinamitadas, aplastadas, pulverizadas o disueltas. Se quejarán de la pereza de los basureros, de la indulgencia de los capataces y de la complacencia de los jefes.
Incluso más que los propios desperdicios, los habitantes de Leonia abominarían de la idea de su indestructibilidad. Se sentirían horrorizados al conocer la noticia de que las montañas, cuya desaparición desean con toda su alma, son reacias a degradarse, deteriorarse y descomponerse por sí mismas, amén de ser resistentes, si no inmunes, a los disolventes. Con tozuda esperanza en lo imposible, rehusarían aceptar la simple verdad de que los odiosos montones de basura sólo pueden no ser si (ellos mismos, los habitantes de Leonia) no los hacen ser.

BAUMAN, Z. (2005). Vidas desperdiciadas. La modernidad y sus parias. Barcelona: Paidós.

viernes, 31 de octubre de 2008

Escuela con "e" de exclusión



Cuando “escuela” se escribe con “e” de exclusión nos invade espontáneamente un sentimiento de perplejidad al percatarnos, una vez más, de que en nuestra sociedad, junto a las situaciones de bienestar y abundancia, perviven otras de desigualdad que afectan a muchas personas en el ámbito social, económico y cultural. Los procesos de exclusión abandonan al borde del camino a muchos sujetos y colectivos privándolos de alcanzar las mínimas cotas de bienestar material, personal y social que les conduzcan a vivir de una forma digna y autónoma.
Afirmar que, en algunos casos, escuela se escribe con “e” de exclusión lleva consigo una doble exigencia para todas las personas que intervienen en el proceso educativo: por una parte abordar la difícil tarea de diagnosticar y comprender el complejo y poliédrico mundo de la exclusión en el ámbito educativo; por otra parte, y a la luz de este primer momento, establecer unas líneas de actuación e intervención que prevengan las situaciones de exclusión educativa que garanticen una educación básica, indispensable, común y obligatoria que contribuya a que nadie se quede excluido de alcanzar las competencias necesarias para ser un ciudadano de pleno derecho.

MARTOS, J.M. (2007). Cuando «escuela» se escribe con «e» de exclusión. Perspectivas de intervención. Novedades Educativas 197 (Mayo 2007) 34.

sábado, 25 de octubre de 2008

La mirada del "otro"



El cruce de miradas puede crear acercamiento o exclusión.