domingo, 26 de abril de 2009

La vida de un hogar, cuando todos están en paro

Desgraciadamente en estos meses futuros aumentará el número de familias en que todos sus miembros estarán parados. Este reportaje aparecido en el diario El País, el domingo 26 de abril de 2009, evidencia el drama humano que se esconde tras estas situaciones.

REPORTAJE: El deterioro del mercado laboral.

"Me busco la vida como puedo, haciendo chapuzas"

Manuel Herrera Alonso recuerda el día que el jefe se le acercó y le dijo: "Es más barato echarte que mantenerte en la empresa". Encargado durante años de la instalación de ascensores en obras que llenaron de grúas el paisaje de Jerez de la Frontera, Manuel se vio de repente en la calle, con una hipoteca a cuestas y un hogar que mantener en pie. El que forma junto a su mujer y una niña de cinco años.


Este gaditano, de 36 años, cobra un desempleo de 579 euros y tiene que pagar una hipoteca de 736. Los números no cuadran. "Me ayudan mis padres, mis suegros. Abres el buzón de correos y ves todas las facturas que se te van acumulando. La luz, el agua, el gas...", cuenta Manuel. Su hogar forma parte del millón que tiene a todos sus miembros en paro, el doble de familias que hace un año. Un drama con rostros, nombres y apellidos. "Esperemos que de una puñetera vez la crisis se vaya. Hay muchas construcciones paradas porque no se paga a los trabajadores. Hacen falta ayudas para reactivarlas", cree Manuel. Ana María, su mujer, era auxiliar administrativo, empleo que dejó cuando tuvieron a la niña. Ahora no tienen nada ninguno de los dos. "Me busco las papas como puedo, haciendo chapuzas. Hay que sobrevivir".

En un parque del barrio de Vallecas (Madrid), a las cinco de la tarde, Teresa lee un best seller y vigila de reojo a su hija de cinco años, que juega en los columpios vestida de chulapa. "Sólo le gusta ponerse disfraces. Otros días va de flamenca o de oveja. A la gente que me pregunta por la calle le digo que venimos de un cumpleaños", confiesa entre risas. Pero ya en serio cuenta que su vida no es ningún carnaval: "Estoy en paro, como mi marido. Tenemos otros dos hijos, de 17 y 22 años. Hay que pagar la hipoteca (600 euros) de un apartamento de sólo un dormitorio. Eso te hace todo el mes cuesta arriba. Es sufrir mucho, muchas noches en vela", relata.

Teresa se pone a soñar y explica que lo que en realidad le gustaría es irse lejos de la capital, cerca de la costa ("donde el alquiler de un piso de tres dormitorios cuesta 400 euros") y empezar una nueva vida, lejos de los problemas. "Mi marido no quiere arriesgarse, él es un poco miedoso. Yo soy más echá pa lante".

A Joaquín Rodríguez nadie le dejó sin empleo. O sí, según como se mire. Lo hizo en diciembre del año pasado su salud, deteriorada por 19 años de trabajo intensivo en unos grandes almacenes de Oviedo. Su mujer, también en paro, trabajaba de vendedora de muebles y ahora se pasa el día haciendo cursos e intentando reciclarse. Tienen una hija de 10 años. Renegocian con el banco su hipoteca y aprovechan todas las ofertas que pueden, como la rebaja que hace Telefónica a los parados. "Mandamos una ristra de currículos y nada. Lees las noticias y no son muy esperanzadoras. No importa, igualmente soy optimista. De esto habrá que salir, ¿no? Digo yo".

Juan Diego Quesada. El Pais, 26.04.2009

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