domingo, 10 de mayo de 2009

Con el paro llegó la mudanza. La crisis económica aumenta la movilidad laboral en España.


La necesidad aprieta y, con ella, algunas tradiciones del mercado laboral español están empezando a cambiar. El paro provoca que muchos empleados despedidos comiencen a cambiarse de ciudad en busca de lo que actualmente es El Dorado: un puesto de trabajo. Así lo decía hace unos días un joven padre de familia que, tras quedarse sin su empleo de abogado en una empresa radicada en Madrid, se había mudado a Barcelona para trabajar de taxista. "Mi hija tiene que comer, y me surgió la oportunidad...", explicaba.

También lo dicen los datos. Doce de cada cien contratos se producen gracias a la movilidad geográfica, según el estudio elaborado por el Centro de Predicción Económica de la Universidad Autónoma de Madrid (CEPREDE) para la Asociación de Grandes Empresas de Trabajo Temporal (AGETT). Las comunidades autónomas que más trabajadores atraen son Madrid -que capta el 23%-, Baleares, País Vasco, Murcia, Cataluña, Navarra y Aragón. Por el contrario, las que más personal expulsan son Galicia, Extremadura, Galicia, Cantabria, Asturias y Andalucía. Y los sectores a los que pertenecen, o pertenecían, los ahora trasladados son la construcción y la agricultura, los que mayor porcentaje de desempleo están provocando.

El perfil del español que se muda en busca de un nuevo trabajo es el de un hombre de entre 25 y 34 años, que tiene estudios universitarios o que no dispone de estudios, caso este último que se vincula absolutamente a la necesidad imperiosa de conseguir ingresos, tal y como manifiesta la directora de relaciones institucionales de Randstad, Beatriz Cordero. La compañía de recursos humanos ha realizado una encuesta entre los demandantes de empleo, de la que se desprende que seis de cada diez trabajadores se desplazarían a otra ciudad a cambio de un trabajo, el 30% más que el año pasado.

En Adecco se ha detectado que los mandos intermedios y de más alto nivel son los más proclives al traslado. Y también que hay compañías que contratan candidatos de un perfil de mayor cualificación para cubrir puestos inferiores, algo que desaconsejan, pues estos profesionales dejarán de estar motivados y a la mínima posibilidad se irán a otra compañía, según Jesús Echevarría, director de selección de Adecco Professional. En su opinión, el 15% de los trabajos que se cubren actualmente en la compañía se hacen a través de personal desplazado, cuando el año pasado este porcentaje se situaba en torno al 5%.

Pablo Pérez es un ingeniero industrial gallego de 32 años que aceptó el reto. Desde hace siete meses trabaja en Madrid. "Era el momento de dar el paso, pues no tengo ni cargas familiares ni económicas", asegura. Y más que por la necesidad, su movilidad laboral se debe a sus ganas de progresar, ganas que le han llevado a dejar un contrato indefinido a cambio de uno temporal. Eso sí, duplicando el sueldo.

En opinión de Cordero, los sectores que más personal trasladado demandan son las ingenierías, las telecomunicaciones y las energías renovables, puesto que tienen entre manos el desarrollo de proyectos de implantación concretos. Echevarría suma la industria farmacéutica y la biotecnología.

Pero los trabajadores que se mudan no son solamente los despedidos y parados. Las empresas españolas se están dando cuenta de que dejar escapar el talento del que disponen es una mala estrategia, pues cuando la crisis remonte, lo necesitarán. De ahí que, según Beatriz Cordero, estén implantando medidas de movilidad geográfica o funcional antes de recurrir a los despidos o expedientes de regulación. "Cuando el personal se jubila, en vez de cubrir ese puesto con personal externo, lo hacen con sus propios trabajadores. Pero la movilidad lleva aparejados unos costes elevados para la empresa, que el Gobierno podría plantearse subvencionar para fomentarla. Y en el caso de los desempleados que aceptan el cambio de residencia para conseguir un trabajo y que, por tanto, tienen que incurrir en gastos como el alquiler de la vivienda, la mudanza o la preinscripción de sus hijos en el colegio, el INEM podía adelantarles el pago de la prestación por desempleo de dos o tres meses para afrontar estos gastos", agrega.

Respecto a la movilidad internacional, también parece que los españoles están cada día más dispuestos a afrontar el reto extranjero. Así se desprende del estudio realizado por Cátenon: "La crisis eleva hasta el 82% el porcentaje de españoles que se iría a trabajar fuera de España, un 22% más que el año pasado". Incluso los nacionales se muestran proclives a expatriarse por más tiempo y con menor nivel de exigencia en términos retributivos que en años anteriores. Extremos que confirma Repsol YPF. "El entorno económico facilita que aumente el número de profesionales de fuera de la compañía que demandan trabajo. Y también que los procesos de expatriación sean más cortos y sencillos. Si en 2008 tardábamos en negociarlos cuatro o cinco meses, ahora se tarda la mitad", mantiene Óscar San Martín, jefe de proyectos de asignaciones internacionales de la petrolera.

En su opinión, la menor resistencia de los españoles a desplazarse al extranjero es anterior a la crisis, que ha ayudado, y tiene mucho que ver con la mayor proyección internacional de Repsol gracias a los últimos descubrimientos de yacimientos que ha realizado. La compañía cuenta con 850 personas trabajando en el extranjero y anualmente "mueve" a 300.

Puede que esta crisis nos ayude a los españoles a ver con más naturalidad que no es un trauma desplazar el lugar de residencia por motivos de trabajo, que "la movilidad es una palanca de desarrollo profesional, fidelización con la compañía y retención de los mejores profesionales", como opina San Martín.

Carmen Sánchez-Silva. Publicado en El Pais 10/05/2009.

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